La memoria de la Shoá y la coyuntura actual

01/Feb/2011

Aurora, Patricio Brodsky

La memoria de la Shoá y la coyuntura actual

Los judíos del mundo ya no estamos solos e indefensos, tenemos a Israel Autor: Lic. Patricio A. Brodsky, exclusivo para Aurora
27-1-2011
La memoria de la Shoá
Una vez más, como desde hace seis años, nos aprestamos hoy, 27 de enero, para asistir al rito conmemorativo de la “Liberación” de Auschwitz llevada a cabo por las Naciones Unidas.
En efecto, hace ya 66 años las tropas rusas del Ejército Rojo, en su carrera hacia Berlín se topaba con los despojos de la industria de la muerte nazi. Los judíos consideramos, siguiendo a Tzvetan Todorov, que la memoria que debemos construir a partir de la Shoá es una memoria ejemplar, una memoria crítica, viva, que nos permita la acción. Por el contrario, la memoria que propone la ONU parece ser una memoria literal, una memoria ritual, una fotografía amarilla, fija en el tiempo e inmutable, sin conexión con el presente ni el futuro.
La memoria de la Shoá para la ONU se ha tornado un rito anquilosado, detenido en el pasado, del cual no se pueden sacar conclusiones para el presente (o no tiene ligazones con los hechos actuales), y esto se aprecia en los propios acontecimientos actuales. Una memoria sacralizada y ritual de la que no se extrae ninguna conclusión ni aprendizaje real.
De igual manera los esfuerzos por elaborar una pedagogía de la Shoá en Argentina se ven banalizados por los intentos de construir una memoria “ejemplar”, la cual sirva para estudios comparados y para acciones preventivas pero que elude hechos concretos sin los cuales se pierde perspectiva y sólo se ve el contorno universal de la Shoá sin las especificidades locales, con lo cual se construye una memoria de la Shoá parcial. A modo de ejemplo cito una cantidad de temas que considero insoslayables a la hora de estudiar y enseñar el Holocausto desde Argentina (y que lamentablemente ningún especialista enseña o estudia):
a) Durante la Semana Trágica de enero de 1919 se produjeron los únicos pogroms de América (y los únicos del mundo fuera de Europa y el Mundo Islámico), hubo ataques a los barrios judíos en Buenos Aires dejando varias decenas de muertos y un número grande de heridos; en ningún otro país de nuestro continente se produjeron este tipo de asaltos.
b) Las cédulas de identidad emitidas a judíos por la Policía Federal Argentina en las décadas de 1910 y 1920 llevaban estampada una Estrella de David.
c) En 1937, Marcos Savon, cónsul argentino en Gdynia, Polonia, envió varias notas al cónsul Carlos Saavedra Lamas, bajo el título “Problema Semita”. En la nota del 14 de julio de 1937, en vísperas de la invasión nazi, escribió: “Los ataques a personas y propiedades judías, continúan… Por otra parte, y a semejanza de lo que se estila en Alemania, se reunirá en septiembre próximo, un congreso de profesionales, en el que se discutirá la inclusión de una cláusula en los estatutos, por la que se prohíba a los judíos la entrada a las asociaciones de cristianos. Debo agregar que en los trenes el judío tiene lugar reservado. Todas estas medidas enconan los ánimos, y fatalmente se llegará a los pogroms de ante guerra. Acosado, el judío trata de emigrar, por lo que soy de opinión que convendría que se opusieran más trabas a la inmigración de esa raza, que parte de Polonia animada del más profundo rencor hacia el cristiano, y dispuesto a cometer los mayores excesos. Además, no pasa semana sin que el Gobierno polaco no allane centros de organizaciones comunistas, en las que la mayoría son judíos, cosa que mantiene en alarma a las autoridades”.
d) La existencia de “instrucciones secretas” vedando el ingreso a Argentina a perseguidos por el nazismo (la casi totalidad de ellos judíos). En efecto, el descubrimiento de la circular secreta Nº11 firmada por el entonces ministro de Relaciones Exteriores José María Cantilo el 12 de julio de 1938, es un claro ejemplo de ello. En esta circular se instruía a los funcionarios de la Cancillería que: “sin perjuicio de las demás disposiciones establecidas para la selección de los viajeros” que venían a este país, y “salvo orden especial” de la Cancillería, los cónsules debían “negar la visa aún a título de turista o pasajero de tránsito a toda persona que fundadamente se considere que abandona o ha abandonado su país de origen como indeseable o expulsado, cualquiera sea el motivo de su expulsión”.
e) Luego, en la post guerra, la política de “fronteras cerradas” a los sobrevivientes de la Shoá y el ingreso masivo de criminales de guerra nazis y cómplices como por ejemplo Adolf Eichmann, Joseph Mengele, Erich Priebke, Ante Pavelic, Josef Schwammberger, Gerhard Bohne, Walter Kutschmann, Dinko Sakic, Radislaw Ostrowsky, Ferdinand Durcansky, Albert Ganzenmueller y Hans Fischboeck.
f) Argentina es el país en el cual, gracias al apoyo estatal, criminales de guerra nazis hallaron refugio. Es en este país en el que un grupo del Mossad, encubiertos como parte de la delegación que asistió al 150 aniversario de la Revolución de Mayo, capturó y condujo a Israel para ser juzgado a Adolf Eichmann. Este hecho tan drástico fue realizado dado que el año anterior, el 5 de julio de 1959, el entonces Departamento de Asuntos Extranjeros de Bonn publicó una orden de arresto contra Mengele y se reclamó a la Argentina su extradición, la cual fue denegada por la justicia argentina. La captura de Eichmann desató una ola de atentados contra edificios y personas pertenecientes a la comunidad judía argentina mostrando la impunidad y connivencia con que actuaban los nazis en este país.
g) Argentina es el único país del mundo en el que se “fabricó” una versión criolla del infame mito del “complot judío para la dominación universal”. Me refiero al “Plan Andina”, fantasía vernácula construida sobre los infames “Protocolos de los Sabios de Sión”.
h) Luego, durante la Dictadura Militar de 1976, tal y como se relata en el Nunca Más, reproduciendo testimonios de sobrevivientes de los campos de concentración de la dictadura militar, los judíos desaparecidos tuvieron que soportar un “plus“ de torturas y humillaciones debido al carácter profundamente antisemita de los torturadores argentinos.
i) Finalmente, en la década de 1990, Argentina sufrió dos de los peores atentados antisemitas de la post guerra; los atentados contra la Embajada de Israel (1992) y contra la sede de la AMIA (1994). En ambos casos no se hubieran podido realizar sin apoyo local, y no permanecerían impunes sin el encubrimiento brindado desde ciertos estamentos del Estado.
Si no se enseña la Shoá en Argentina teniendo en cuenta estos hechos se pierden las dimensiones de la cercanía factual de dicho hecho histórico y el impacto y las repercusiones de ese acontecimiento en la historia de Argentina contemporánea. No es una abstracción histórica, no es un evento europeo; el Holocausto tiene una realidad y una presencia concreta en esas tierras.
La coyuntura actual.
La memoria ejemplar de la Shoá es tan importante que existen ingentes esfuerzos por borrarla (o al menos atenuarla). Desde la izquierda la banalización y desde la derecha la negación abierta van en este sentido.
De hecho, hace unas semanas publiqué un libro acerca del resurgimiento del antisemitismo en el mundo y los esfuerzos por liquidar (o anestesiar) la conciencia moral sobre la Shoá es uno de los tres ejes centrales sobre los que se asienta la neojudeofobia (los otros dos serán la reaparición de las teorías conspirativas que denuncian una conjura judía para la dominación mundial y los retóricos intentos de “nazificación” de Israel).
La ONU es el conjunto de naciones del mundo y hoy construyen una memoria de la Shoá que por un lado es indiferente a la realidad histórica de abandono que sufrió la judería europea (mejor dicho, es cómplice en el encubrimiento de aquel abandono), mientras por otro es una memoria “literal”, ritualizada y sacralizada, lo cual la torna inútil para la acción contemporánea. Hechos contemporáneos como la guerra entre Serbia y Bosnia, la guerra de Kosovo, el genocidio en Ruanda, Darfur, etc., muestran como en los hechos, la ONU es una herramienta ineficaz para defender a las víctimas, casi podríamos decir que se ha tornado en una inútil caja de resonancia del antisemitismo (si tomamos en cuenta sus resoluciones de condena a Israel mientras guarda silencio sobre genocidios reales).
Las mismas naciones que ayer dieron la espalda a la judería europea que buscaba un sitio para huir de la muerte, hoy desde las tribunas de la ONU ignoran los llamados del “ulema de la muerte”, Mahmud Ahmadineyad, que una y otra vez anuncia sus planes de aniquilación de judíos como hiciera Adolf Hitler bajo el ignominioso silencio en la década de los ’30 del pasado siglo.
En la última década hemos visto resurgir con nuevos bríos la judeofobia, la cual creíamos extinta bajo el peso de la evidencia en los hornos de Auschwitz. Amargamente, Ellie Wiesel se refiere a esto diciendo: “En Auschwitz creímos que el antisemitismo había muerto; lamentablemente nos dimos cuenta que allí sólo murieron judíos”.
Hoy podemos ver que las derechas, esas mismas derechas fascistas y antisemitas que ayer conformaban la fuerza de choque del nazismo, hoy se alían ideológicamente a los islamistas radicales, ese mismo islamismo radical que, sin respeto alguno por la vida, se dedica a sembrar muerte sobre territorio israelí, antes, durante y después de las guerras de 2006 y 2009. Y qué decir de las izquierdas, esas mismas izquierdas herederas de los devenidos socios de Hitler en el Pacto Molotov-Ribentrop de 1938, que hoy reafirman su vocación judeófoba marchando de la mano con los islamistas radicales en la exigencia de liquidar al Estado judío.
El panorama hoy, con relación a la judeofobia no es nada halagüeño pero, a diferencia de lo ocurrido 80 años atrás, los judíos del mundo ya no estamos solos e indefensos, tenemos a Israel. La cruel realidad de los acontecimientos históricos han mostrado que los judíos, a pesar de contar hoy con el apoyo (coyuntural) de Estados Unidos, Alemania y unos pocos países más, siempre hemos estado solos y no podemos confiar en nadie más que en nuestra propia fuerza.
Los últimos acontecimientos en Medio Oriente, una vez más marcan esta tendencia. La decisión de varios países, incluidos Argentina y Brasil, de reconocer unilateralmente e incondicionalmente al Estado Palestino no hace otra cosa que mostrar el desconocimiento del origen, la historia y la actualidad del conflicto y sólo denota la existencia de un profundo prejuicio que carga toda la responsabilidad del mismo sobre Israel.
Esta postura asumida por nuestros países, lejos de favorecer la paz, el diálogo y el reconocimiento mutuo sólo fortalece a los sectores que se niegan a reconocer y aceptar la existencia de Israel como el Estado de los judíos (por que lo harían sin negociar la contrapartida). Asimismo, dentro de Israel, podría favorecer el desarrollo de posturas extremas de rompimiento de relaciones y el aislamiento en vez de la cooperación; ya que los palestinos, gracias al apoyo internacional, podrían tener todo lo que exigen sin dar nada a cambio.
Por lo tanto, la “noble” actitud de los países que gracias a intrigas diplomáticas toman partido de esta manera, sólo contribuyen a incrementar las tensiones y son cómplices en el fortalecimiento de los “halcones” en ambos bandos.